Biodiversidad, Denuncia ambiental, Ornitología

La exitosa adaptación del gorrión común al ser humano puede tornarse en su fin como especie

Los gorriones (Passer domesticus) llevan ligados al hombre más de 10.000 años, gracias a la relación ecológica de tipo comensalista que se establece entre estas aves y los seres humanos. Estos representantes inequívocos del orden de los paseriformes se benefician tanto del refugio como de los lugares de nidificación que les proporcionan las infraestructuras urbanas, y además, siendo un ave generalista y poco exigente en su alimentación, para él las oportunidades que le brinda las sociedades humanas son infinitas. Con todo ello el gorrión ha seguido al hombre a todos los continentes (salvo a la Antártida) y su éxito se plasma en ser una de las aves más numerosas del planeta. Tal es la dependencia hacia el ser humano, que en aquellos pueblos abandonados ya no se detecta su presencia.

Gorrión común hembra – Passer domesticus

Lamentablemente, en las últimas décadas se ha revelado un descenso repentino de sus poblaciones europeas del orden del 60%, es decir, hablamos de millones y millones de individuos . A día de hoy, en grandes ciudades como Londres es difícil ver un gorrión. El debate de expertos no arroja conclusiones concretas acerca de las causas, sin embargo, el cambio climático, la contaminación, los pesticidas, los cambios urbanísticos, así como la irrupción de especies exóticas invasoras podrían ser los culpables. Así, el pasado año, SEO-Birdlife alertó de esta situación declarando al gorrión ave el año 2016 con el fin de focalizar la atención sobre el problema.

En conclusión, es paradójico que la exitosa adaptación del gorrión común al ser humano pueda tornarse en su fin como especie. ¿Seríamos tan insensatos como para permitirnos perder a un vecino tan simpático?. Como decía Miguel Hernández, los gorriones son como niños:

“Los gorriones son los niños del aire, la chiquillería de los arrabales, plazas y plazuelas del espacio. Son el pueblo pobre, la masa trabajadora que ha de resolver a diario de un modo heroico el problema de la existencia. Su lucha por existir en la luz, por llenar de píos y revuelos el silencio torvo del mundo, es una lucha alegre, decidida, irrenunciable. Ellos llegan, por conquistar la migaja de pan necesaria, a lugares donde ningún otro pájaro llega. Se les ve en los rincones más apartados. Se les oye en todas partes. Corren todos los riesgos y peligros con la gracia y la seguridad que su infancia perpetua les ha dado.”

El gorrión y el prisionero. Cuento inconcluso. Miguel Hernández

Ilustración «Gorrión» seleccionada para el quinto certamen Illustraciencia por Ana Brown.

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